29 abril 2007

Actuar por convicción

Si de vez en cuando me dices “te quiero” para mostrarme que me quieres, la verdad es que no me sirve, así que no lo hagas. Ahora, si tú me dices “te quiero” porque es lo que sientes, más allá de de mostrarme nada, Por favor no dejes de hacerlo, porque quiero que sepas que me place escucharte. Y a pesar de mi placer nunca lo hagas en función de mí, hazlo en función tuya y de tu sentir o no lo hagas.

No sirven los actos de amor dirigidos a que el otro se entere de que lo quiero: “Mira qué lindo lo que te regalé para tu cumpleaños, ¿vez cuanto te quiero…?”

Ésta es una historia mezquina e irrazonable para conseguir que el otro devuelva con la misma moneda.

Claro que me encanta que me quieran, que la gente se acerque y me diga “te quiero”, pero no para mostrarme que me quiere, sino porque siente ganas de decírmelo. Basta de la aprendida historia absurda de decir “te quiero” para escuchar “yo también te quiero”.

“Tengo que acordarme de que tengo que comprar un regalo de aniversario, porque si no mi esposa va a pensar que ya no la quiero mas”. (Agrego yo: Más que pensar, se va a dar cuenta.)Lo importante de toda relación interpersonal no es que yo te diga que te quiero, ni que te lo demuestre. Lo importante es si tú te sientes querido o no.

Por eso propongo que la próxima respuesta que des cuando alguien te diga te quiero sea: Lo Sé.Cuando uno recibe esta respuesta del otro, siente que su sentimiento llega; no hay eco enfrente, el otro lo registra. Y entonces uno cierra el círculo.

Autor: Jorge Bucay. El Camino del Encuentro

08 abril 2007

El chantaje y la culpa

Una de las costumbres más viejas es el chantaje y la culpa. Es una costumbre que tenemos por años y que lo tenemos dentro de nosotros de forma tan natural que no nos damos cuenta del daño que nos hacemos haciendo uso de ésta costumbre. Muchas veces se convierte en una reacción automática.
Las razones principales por las que utilizamos ésta costumbre es para evadir una responsabilidad o para obligar a otros hacer algo que consideramos “es lo mejor”.

Evadir responsabilidad
María estaba en casa de unos amigos, vio la hora y recordó que tenía un compromiso, entonces se levantó y dijo: “Me voy, porque sé que tienen cosas que hacer”.

¿Por qué responsabilizamos a otros nuestros compromisos? Muchas veces no queremos ser los que cambien los planes, sin embargo esta es una estrategia que afecta nuestra seguridad. Tomar nuestras decisiones de forma consiente es comenzar a tomar el control de nuestra vida. Nadie tiene porqué cuestionar nuestras decisiones, ni nuestros compromisos.

“Yo tomo mi decisión y me hago responsable de él”

Lo mejor para los demás
Otra costumbre es pensar que lo que sabemos “es mejor para los demás”. Es posible que así sea, sin embargo no todos están preparados para recibir lo mejor. Si conozco un libro, si conozco un curso, si conozco un pensamiento… que estoy seguro que le beneficiará a otros, lo puedo recomendar y dar lo que a nosotros nos ha ayudado, sin embargo, cuando las personas no lo aceptan o lo cuestionan nos molestamos y chantajeamos para convencerlos. Muchas veces creemos que chantajearlos o sentirlos culpables con palabras agresivas los hará reaccionar, sin embargo, lo único que provocará en ellos es sentirse amenazados o agredidos y rechazarán lo que se les dé.
Lo que sabemos, posiblemente sea lo mejor, pero no todos podrán sentirlo así, por esto, es recomendable sólo proponer pero no exigir. Respetar el gusto, las doctrinas, los conocimientos, las limitaciones y la filosofía de otros es una forma sabia de ser consientes de una realidad variable, donde de lo variable nos podrá dar la sabiduría.

02 abril 2007

Dulces sueños

Érase una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos; soñando sobre lo que querían ser cuando fueran grandes.
El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo, "yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl más hermoso del mundo".
El segundo arbolito miró un pequeño arroyo realizando su camino al océano y dijo, "yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar reyes poderosos sobre mí. Yo seré el barco mas imponente del mundo".
El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba abajo de la montaña y vio hombres y mujeres trabajando en un pueblo, "yo no quiero irme de la cima de la montaña. Yo quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levanten su mirada al cielo y piensen en Dios. Yo seré el árbol mas alto del mundo".
Los años pasaron. Llovió, brillo el sol, y los pequeños árboles crecieron altos.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña como imponente para reyes temidos y poderosos. El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el ultimo leñador lo miro. El árbol se paro derecho y alto y apuntando al cielo. Pero el leñador ni siquiera miro hacia arriba y dijo, "cualquier árbol es bueno para mi". y con la arremetida de su hacha brillante, el tercer árbol cayo.
El primer árbol se emociono cuando el leñador lo llevo a una carpintería. Pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimento para animales de granja. Aquél árbol hermoso no fue cubierto con oro, no llenado de tesoros, sino que fue cubierto con polvo de cortadora y llenado con alimentos para animales de granja hambrientos.
El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevo cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido en ese día. En lugar de eso aquel árbol fuerte fue cortado y convertido a un simple bote de pesca, era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago.
El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo corto para hacer tablas fuertes y lo abandono en un almacén de madera. "¿Qué estará pasando?" fue lo que se pregunto el árbol, "yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar hacia Dios..."
Muchísimos días y noches pasaron. A los tres árboles ya casi se les habían olvidado sus sueños.
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Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbro al primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento. "Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebe", le dijo su esposo a la mujer, la madre le apretó la mano a su esposo y sonrío mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave y fuerte de la cuna. Y la mujer dijo, "este pesebre es hermoso" y de repente, el primer árbol supo que contenía el tesoro más grande del mundo.
Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca. El viajero se quedo dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llego al lago, el pequeño árbol se lleno de temor, el sabia que no tenia la fuerza para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia.
El hombre cansado se levanto, se paro, y alzando su mano dijo "calma". La tormenta se detuvo tan rápido como comenzó. Y de repente el segundo árbol supo que el llevaba navegando al Rey del Cielo y de la Tierra.
Un viernes en la mañana el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Se asusto al ser llevado a través de una impresionante multitud de personas enojadas. Se lleno de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel.
Pero un domingo por la mañana, cuando el sol brillo y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el amor de Dios había cambiado todo.
Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte, y cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol más alto del mundo.
(desconozco el autor)