Autor: Blanca Almeida Dingler
Recordando la canción de Penélope de Juan Manuel Serrat, en la cual él le promete volver y ella lo espera en el mismo andén y a la misma hora. Cuando finalmente al pasar de mucho tiempo él llega, Penélope le dice que no es aquel que esperaba.
¿Entonces que esperaba, que no pasase el tiempo? ¿Qué él no envejeciera? ¿Qué fuera el hombre que soñó?
Me surge la pregunta si todavía habemos mujeres que seguimos esperando al hombre indicado, al príncipe azul.
Esta idea la cual hemos comprado sin cuestionarnos “el hombre indicado vendrá por nosotras”. Y cuántas mujeres estamos sentadas esperándolos y no hacemos otras cosa mas que esperar.
Cada hombre que conocemos tiene en su frente la interrogante “eres el indicado”.El indicado para qué? ¿Para que nos brinde felicidad? ¿Para que nos mantenga?¿Para finalizar esta búsqueda y cumplir con nuestra función y objetivo que dicta la sociedad?
Es un camino bastante lamentable para la mujer, porque nos sitúa como entes sin decisión, ni voluntad y completamente a la vera del “hombre indicado”. Pero imaginen que no llega “aquél “entonces ¿esta vida no tiene sentido?
¿Por qué es que colocamos nuestra felicidad y anhelos en el hombre? ¿Se han puesto a pensar que la felicidad es lo que cada quien hacemos de nuestra vida?.
El sentir que tú puedes tomar las riendas de tu vida sin esperar a que alguien lo haga por ti, puede causar dos sensaciones
• De liberación al saber que esa espera no tiene que ser.
• De miedo al tener que enfrentarnos a nuestros logros y fracasos siendo nosotras responsables de ambos.
No le corresponde al hombre hacernos felices, sino a nosotras mismas a través de nuestro actuar, pensar y sentir. E imaginen el peso tan grande que se le ha dado al hombre “hacer feliz a la mujer”. Si de por si ya es difícil saber lo que uno desea.
Penélope se quedó sentada esperándola y no vio más allá de su entorno. Muchas pensaran que la espera vale la pena. Entonces talvez la idea de seguir esperando a que el otro nos de la felicidad es vigente.
21 enero 2007
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1 comentario:
No creo que la felicidad se encuentre en un hombre... ni mucho menos creo que el amor se fundamente por el sentir de los demás... sin embargo una manera de ser -al menos en mi caso- es compartirse, como fuere, bajo la escala de tiempo sin tiempo... y creo en ese sentido que uno mismo tiene que buscar y saber encontrar, sin hablar de penélopes ni de ausencias... jaja, bueno creo que me desvíe, pero el mundo no es solo de uno, aunque uno lo tenga de vivir a partir de uno mismo...
saluditos!
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