04 noviembre 2006

El Camino a la Libertad

Cuando éramos pequeños teníamos muchos sueños para cuando fuéramos grandes, con el paso del tiempo posiblemente los hemos olvidado, o talvez los recordamos pero nos damos cuenta que lograrlo es dificil o imposible y le responsabilizamos nuestros males al gobierno, los vecinos, los padres, los profesores...

Mientras mas pasa el tiempo vemos mas dificil lograr nuestros sueños, sobre todo porque vemos que hay mas envidias, mas egoismos, mas odio... así que nos conformamos con recibir lo que llegue. Sabemos que podemos recibir mas y criticamos a nuestros padres (porqué le dá mas preferencia a otros hermanos), criticamos al gobierno (porqué le dá preferencias a los que mas tienen) y hasta criticamos a Dios (porque no nos escucha, no nos hace caso).

En realidad, lo que hemos hecho es intentar lograr nuestros sueños, pero han habido personas que nos limitaron y nos enseñaron a estancarnos. Cuando logramos nuestra supuesta independencia, nos quedamos dependiendo de pensamientos aprendidos, creencias de vida, pensamientos pobres en el corazón y por lo tanto, perdimos la libertad.

Lo que necesitamos hacer, es aceptar que tenemos todo el potencial para lograr lo que querramos. La naturaleza al darnos la vida, nos dió los elementos necesarios para transformar el mundo, y lo supimos en nuestros primeros años cuando platicábamos de nuestros sueños de cuando fuéramos grandes. Nacimos con sueños, nacimos con cualidades, nacimos con aptitudes... pero con el tiempo olvidamos que nacimos con una misión a cumplir y seguimos nuestra vida esperando a que algo suceda para que seamos felices.

En nuestro interior ya existe una fuego ardiendo en espera que nos decidamos a buscar nuestra misión, por naturaleza somos seres felices llenos de amor, comprensión, serenidad, con capacidades superiores. Pero el medio nos ha absorvido y perdimos nuestra verdadera naturaleza, sin embargo tenemos los medios necesarios para lograr recuperarla y ser los seres que siempre hemos querido ser.

El sentir odio, deseperación, nervios, preocupación, estres, enojos, envidas... son sentimientos aprendidos en el tiempo y son dificiles de quitar, estos sentimientos son los que han opacado el verdadero ser y nos han alejado de la tranquilidad, la paz y por consiguiente de la felicidad. Basta querer liberarlo para lograr ser libre sin importar la edad, el sexo, condición económica, ya que la persona siempre es la misma porque proviene de un mismo lugar, proviene de Dios.

¿Que diferencia hay entre tus pensamientos de niño y los actuales? ¿que tanto haz logrado y que tanto te has desviado? ¿si te has desviado, sabes porque? Que te parece, que juntos descubramos nuestros sueños, nuestra misión, nuestro propósito en la vida. Juntos rompamos las barreras que hemos recogido con el paso del tiempo y vallamos en Camino a la Libertad. Esto podría dificultarse, sobre todo porque nos daremos cuenta que tenemos muchas limitaciones, pero seamos sinceros, humildes y aceptemos que necesitamos trabajar interiormente para lograr la libertad.

¿Que pensarías si te dijeran que la felicidad no es momentanea, sino duradera, pero sentimientos como preocupación, estres, enojos, envidia... son sentimientos que degradan nuestra propia naturaleza? No venimos a la tierra a sufrir como siempre nos han dicho, sino venimos a disfrutar de la naturaleza y a aprender de las de más personas.

Te invito a que participes activamente y logremos hacer de este mundo, una excelente casa para nuestros hijos y nietos, aceptanto lo que sucede en el mundo y logrando aportar algo para que vivamos mejor. Te darás cuenta que dentro de nosotros hay cientos de sentimientos que no nos deja avanzar. Con el paso del tiempo pondré temas que ayudarán a todos reflexionar, estoy seguro que todos tenemos mucho que aprender.

El exterior podrá cambiar cuando logremos cambiar nosotros mismos, esto implica dedicación, amor a sí mismo, disciplica e insistencia.

EL BAMBÚ JAPONÉS
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas:"¡Crece, maldita seas!"
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó solo seis semanas crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos-, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.


Desconozco el autor.

¿Que aprendiste de ésta lección?

Lic. Rafael Zárate Méndez.

5 comentarios:

Denia dijo...

Nada es imposible... gracias por recordarme el enorme potencial que por miedo me ha hecho mi propia enemiga...

Un abrazote!

Anónimo dijo...

Pienso que hay mucho que aprender. Estaré pendiente de lo que suceda en este blog.

Anónimo dijo...

Cuan cierta es esta historia del bambú, creeme que intento ser como esa fuerte y hermosa planta. Pienso que aún cuando todo y todos te digan que no llegarás triunfante a la meta, mientras tu espíritu no se vea afectado por las cosas que aparentemente no marchan como tu lo deseas, al final obtendrás tu recompensa. Me mantendré firme y llena de PACIENCIA y esperenza hasta lograr mis objetivos de AMOR.
Felicidades por este espacio...
Ana Belem

Anónimo dijo...

Aprendi que como esas semillas de bambú, los seres humanos tenemos la capacidad de crecer fuertes y sanos (fisica, emocional y espiritualmente), solo que a veces lo olvidamos y nos desesperamos. Las experiencias no son mas que el crisol que nos permitira caminar hacia la libertad...
Gracias por hacer de tu espacio un espacio de encuentro
Un beso...

Anónimo dijo...

A lo largo o corto de mi camino he vivido en la busqueda y en ciertos momentos me he sentido triste porque la espera se me ha hecho larga, pero sabes? con esta historia, sé que mi semilla brotará, y mi bambú nacerá, crecerá y desde ahora tengo la seguridad que con fe y paciencia así será. Gracias por ser quien eres... te quiero